Más allá de las peleas: 7 razones para ir a terapia de pareja
- Sandra Elizalde
- 31 oct 2020
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 9 oct

Muchas veces imaginamos la terapia como una pareja sobre un ring de box y al psicoterapeuta como réferi. Hay muchos mitos alrededor de lo que es la terapia, y muchas personas se preguntan: si son demasiadas peleas, ¿para qué ir a terapia de pareja a seguir peleando frente a alguien más?
Cuando la pareja llega a terapia, la primera demanda es dejar de sentirse mal, dejar de pelear. Si bien hay que expresar el malestar —y casi siempre es con el otro—, una de las habilidades del psicoterapeuta es dirigir la sesión para que sea constructiva, incluso cuando son cosas muy desagradables y sensibles.
A partir de una serie de preguntas que el especialista hace, y la forma en cómo las hace, se va llevando la conversación a un terreno de comunicación verdadera, donde cada uno incluso es capaz de descubrir cosas nuevas de su pareja, así lleven ya muchos años juntos. En realidad, son muchas las causas por las que las parejas deciden ir a mi consulta; a continuación enunciaré las 7 más comunes razones para ir a terapia de pareja:
La mayoría acude en medio de una fuerte crisis.
Por ejemplo, descubrir que uno fue infiel. Y es aquí donde es necesario acudir a un especialista; la infidelidad es una de las heridas más comunes y dolorosas que se infringen en la pareja, y hay quien piensa que es motivo suficiente para terminar la relación. Si bien no es algo simple, hay que explorar la raíz y circunstancia del hecho, para entenderlo y enmendarlo, y que la persona agraviada, con esa información, tome mejores decisiones.
Para buscar la solución a un problema que, si bien ya han intentado resolver, aún sigue lastimando.
Por ejemplo: hay parejas que desde el inicio de su relación, la convivencia con la familia de cada uno es fuente de conflictos. Desde el tiempo que comparten, hasta desacuerdos que han escalado hasta convertirse en problemas graves entre los dos.
Aquí cada uno, desde su posición, defenderá su punto de vista y verá como normal lo que su propia familia de origen hace, puesto que creció en ella y está acostumbrado a ello. Falta la mirada de un especialista que los ubique en esa postura imparcial, y les recuerde la importancia de su propia familia, la que decidieron formar al estar en pareja.
Para encontrar una mejor manera de comunicarse.
Esto sucede después de descubrir que las peleas han hecho mella en la relación. Lo que empezó con faltas de respeto u ofensas puede escalar hasta violencia, golpes y eventos que pongan en peligro la integridad.

Por problemas en la expresión de la sexualidad.
Al pasar de los años, abrumados por la rutina, por la crianza de los hijos, por las etapas de cambio como la menopausia y la disfunción eréctil, suele haber una disminución en las relaciones sexuales, lo que puede llevar a malentendidos que agraven el problema.
Por problemas con la crianza de los hijos.
Desde desacuerdos en la forma de educar a los hijos, o buscar la mejor manera de apoyar a un hijo con necesidades especiales, hasta situaciones donde los dos se encuentran sin saber cómo ayudar a un hijo con problemas graves de depresión, intentos de suicidio, violencia, por mencionar algunos casos.
Para tener un buen divorcio, sobre todo cuando hay hijos de por medio.
Cuando las parejas deciden que lo mejor es separarse, buscan la atención para manejar la separación de la mejor manera posible. Aquí es donde descubren qué los hizo llegar hasta ese punto y cómo no volver a repetirlo en el futuro. Y, sobre todo, hacer un trabajo de reparación de daños y cierre, que los lleve a relacionarse mejor, sobre todo cuando hay hijos de por medio.
7. Para sentar las bases de una relación.
Sí, por increíble que parezca, llegan al consultorio parejas de novios buscando guía para tener una relación sólida, con la idea de construir juntos un futuro en común. Y aquí es donde quisiera comentar la importancia de este punto: la mayoría de los problemas de pareja nacen de las diferencias individuales.
Cada uno creció en un hogar distinto y vivió cosas distintas, y a veces con heridas profundas que pudieran no significar un obstáculo en su vida hasta que deciden estar en pareja y, ¡oh sorpresa!, descubren que afloran sentimientos que son difíciles de controlar y, a veces, incluso situaciones que vieron en sus propios padres y que juraron no repetir; se encuentran haciendo exactamente lo mismo.
Es muy interesante descubrir los mecanismos de la mente que nos ponen en esas situaciones, a veces con sentimientos desbordados. Es necesario aprender de ellos, sentirlos, sanarlos y dejarlos ir, y continuar más ligeros y libres para amar sin ataduras del pasado.
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